Tendemos a pensar la vida de una forma algo extrema. Trabajamos intensivamente durante las dos terceras partes de la misma y desechamos toda esa valiosa experiencia adquirida en el último tercio. Este hecho me resulta algo muy penoso, porque todo ese conocimiento que pudiera albergar respuestas a muchos de los problemas que padecemos hoy en día se encuentra silenciado y marginado.
Esta idea no es en modo alguno novedosa. Cierto día escuché que un abogado retirado de un importante bufete, se dedicaba a dar asesoramiento de forma gratuita a estudiantes de derecho y a abogados ejerciendo. Puedo imaginar que sus consejos serían de gran valía.
La mayor parte de los problemas a los que nos enfrentamos día a día no son cosas nuevas; son cosas a las que quizás nosotros nos enfrentamos por primera vez. Otros, sin embargo, ya han pasado por eso y su experiencia es un conocimiento que ante esas situaciones tiene para nosotros un extraordinario valor.
Un buen modelo de recursos, e incluso de cualquier ámbito (tecnológico, de investigación,...), no debería perder como variable esa experiencia adquirida que, de alguna manera, sigue formando parte de toda una trayectoria empresarial e histórica.
Si usted cree que su experiencia puede ayudar a otros, me permito el lujo de invitarle a ser un recurso altruista de este foro.